El corte de la CV-70 y su tardía solución provocan notables perjuicios a los pueblos de la montaña de la Marina Baixa
Desde que en enero se cortó al tráfico la carretera CV-70 los vecinos de los municipios del valle de Guadalest se han visto perjudicados en su vida diaria. Enormes rodeos para ir a trabajar, tráfico denso en la única vía alternativa o el descenso en las ventas de los comercios son algunos de sus males, mientras no saben cuándo habrá arreglo.
JULIO MARÍN El corte de la carretera CV-70 que une los pueblos del valle de Guadalest con las localidades costeras de la Marina Baixa tiene el ánimo encendido a vecinos y comerciantes de la zona. La situación se prolonga ya por espacio de más de un mes y no tiene visos de mejora a corto plazo. Los alcaldes de la zona no han sido ajenos al sentir de sus representados y se han sumado al carro de la reivindicación de una solución a un problema que tiene a la comarca casi partida en dos.
El temporal de viento y agua de enero provocó un corrimiento de tierras en varios tramos de la vía. El más afectado, sin embargo, fue el existente entre Polop y Benimantell que obligó a cortar la calzada ante la imposibilidad de transitar por ella. Los trozos de asfalto se amontonan desde entonces y unas vallas impiden el paso. Los conductores que se desplazan a Benidorm u otro municipio costero se ven obligados a dar un enorme rodeo desde Guadalest por la carretera que une esta localidad con Callosa d'en Sarrià. Una vía estrecha y con numerosas curvas que alarga los viajes al menos media hora más. Y lo mismo para los que conducen en dirección a los pueblos de la montaña desde La Vila, Benidorm, La Nucía, Altea o L'Alfàs del Pi.
Las consecuencias para los residentes han sido inmediatas. Los restaurantes y comercios de la zona han notado la bajada de ventas debido a que son pocos clientes los que están dispuestos a "aguantar" el nuevo rodeo. La asociación de comerciantes de Guadalest, un pueblo que vive fundamentalmente de este sector, ha enviado varias cartas a los alcaldes para "saber cómo está el tema". Los trabajadores que tienen su empleo en otros municipios se ven obligados a salir mucho antes de casa y regresar bastante más tarde. Y lo mismo ocurre con los niños que acuden a colegios de La Nucía, que madrugan media hora antes y vuelven casi a las cuatro de la tarde. Antes del corte cogían el autobús a las 7.15 y ahora lo hacen a las 6.45. Las reclamaciones han sido constantes desde que se produjo el corte. Pero lo único que saben es que la carretera sigue cortada, los trabajos ni han comenzado y la solución, según temen, va para largo.
Testimonios
Alicia, vecina de L'Abdet, señalaba que se ha visto obligada a cambiar sus hábitos. "Prefiero ir a Cocentaina a hacer la compra antes que ir a La Nucía como antes" y lamentaba que si tenía que ir al médico a La Vila Joiosa "tardo casi una hora y media en llegar". Quico, también vecino de esta pedanía de Confrides, explicaba que "me cuesta el doble de tiempo llegar al trabajo -en un centro de alimentación de Finestrat-" y se quejaba de que la carretera de Callosa "también está mal, hay desprendimientos y necesita un arreglo". A las molestias del nuevo recorrido se une el hecho de que "ahora todo el tráfico va por ahí y cada vez es más lento". De tardar 35 minutos en llegar a su trabajo ha pasado a hacerlo en algo más de una hora. Nuria, de Benifato, expresaba su malestar "porque las obras están paradas y causa mucho trastorno" y recordaba que algunos políticos "vinieron a hacerse la foto cuando se limpió un poco el lugar, pero luego no se ha hecho nada". Otra vecina, Teresa, de Guadalest, precisaba que la causa principal de los desprendimientos se debe a que en ese sitio hay una fuente subterránea "que ha vuelto a manar por las lluvias, pero eso ya se les avisó en su día a los técnicos".
Poca confianza
Los alcaldes y ediles de los pueblos afectados no son ajenos y ante el panorama que se les presenta ya han tenido reuniones con representantes de la Conselleria. César Vicedo, alcalde de Beniardá, resumía la situación con una lacónica frase. "Nos hace polvo, sobre todo a los comerciantes", y añadía que "están viendo que llega Semana Santa, que les salva la campaña de invierno, y la carretera no estará abierta". Enrique Ponsoda, primer edil de Benifato, recordaba que hace un mes el director general de Obras Públicas hizo una visita para valorar los daños. "Dijo que en dos meses estaría arreglado, pero el problema es que ha pasado uno y las obras no han empezado". Ponsoda dijo "confiar" en que se cumpla el plazo dado para que en Semana Santa se abra la vía, aunque su homólogo Vicedo de Beniardá, escéptico, le respondía que "de momento, no se puede cumplir". El alcalde de Benifato, por lo menos, pedía una explicación a los responsables "porque la gente quiere saber qué pasa y cuándo van a empezar". Y por su parte, el edil de Guadalest, Ernesto Jorques, proponía la viabilidad de hacer un "by-pass" en el tramo afectado para que se pudiera transitar mientras duran los trabajos.
Mientras tanto, la Conselleria les ha trasladado que se está realizando actualmente un estudio geotécnico de la zona, previo a la realización de un proyecto de ejecución. Después, éste se sacaría a licitación y por último comenzarían los trabajos. "Calculan que en unos dos o tres meses podría estar la obra finalizada" precisaba Batiste Saval, alcalde de Callosa d'en Sarrià, cuyas palabras no eran acogidas con mucho convencimiento por parte del resto de autoridades. Los vecinos, por su lado, creen que "si los políticos dicen que estará termnada en dos o tres meses, seguro que al final son seis".
El temporal de viento y agua de enero provocó un corrimiento de tierras en varios tramos de la vía. El más afectado, sin embargo, fue el existente entre Polop y Benimantell que obligó a cortar la calzada ante la imposibilidad de transitar por ella. Los trozos de asfalto se amontonan desde entonces y unas vallas impiden el paso. Los conductores que se desplazan a Benidorm u otro municipio costero se ven obligados a dar un enorme rodeo desde Guadalest por la carretera que une esta localidad con Callosa d'en Sarrià. Una vía estrecha y con numerosas curvas que alarga los viajes al menos media hora más. Y lo mismo para los que conducen en dirección a los pueblos de la montaña desde La Vila, Benidorm, La Nucía, Altea o L'Alfàs del Pi.
Las consecuencias para los residentes han sido inmediatas. Los restaurantes y comercios de la zona han notado la bajada de ventas debido a que son pocos clientes los que están dispuestos a "aguantar" el nuevo rodeo. La asociación de comerciantes de Guadalest, un pueblo que vive fundamentalmente de este sector, ha enviado varias cartas a los alcaldes para "saber cómo está el tema". Los trabajadores que tienen su empleo en otros municipios se ven obligados a salir mucho antes de casa y regresar bastante más tarde. Y lo mismo ocurre con los niños que acuden a colegios de La Nucía, que madrugan media hora antes y vuelven casi a las cuatro de la tarde. Antes del corte cogían el autobús a las 7.15 y ahora lo hacen a las 6.45. Las reclamaciones han sido constantes desde que se produjo el corte. Pero lo único que saben es que la carretera sigue cortada, los trabajos ni han comenzado y la solución, según temen, va para largo.
Testimonios
Alicia, vecina de L'Abdet, señalaba que se ha visto obligada a cambiar sus hábitos. "Prefiero ir a Cocentaina a hacer la compra antes que ir a La Nucía como antes" y lamentaba que si tenía que ir al médico a La Vila Joiosa "tardo casi una hora y media en llegar". Quico, también vecino de esta pedanía de Confrides, explicaba que "me cuesta el doble de tiempo llegar al trabajo -en un centro de alimentación de Finestrat-" y se quejaba de que la carretera de Callosa "también está mal, hay desprendimientos y necesita un arreglo". A las molestias del nuevo recorrido se une el hecho de que "ahora todo el tráfico va por ahí y cada vez es más lento". De tardar 35 minutos en llegar a su trabajo ha pasado a hacerlo en algo más de una hora. Nuria, de Benifato, expresaba su malestar "porque las obras están paradas y causa mucho trastorno" y recordaba que algunos políticos "vinieron a hacerse la foto cuando se limpió un poco el lugar, pero luego no se ha hecho nada". Otra vecina, Teresa, de Guadalest, precisaba que la causa principal de los desprendimientos se debe a que en ese sitio hay una fuente subterránea "que ha vuelto a manar por las lluvias, pero eso ya se les avisó en su día a los técnicos".
Poca confianza
Los alcaldes y ediles de los pueblos afectados no son ajenos y ante el panorama que se les presenta ya han tenido reuniones con representantes de la Conselleria. César Vicedo, alcalde de Beniardá, resumía la situación con una lacónica frase. "Nos hace polvo, sobre todo a los comerciantes", y añadía que "están viendo que llega Semana Santa, que les salva la campaña de invierno, y la carretera no estará abierta". Enrique Ponsoda, primer edil de Benifato, recordaba que hace un mes el director general de Obras Públicas hizo una visita para valorar los daños. "Dijo que en dos meses estaría arreglado, pero el problema es que ha pasado uno y las obras no han empezado". Ponsoda dijo "confiar" en que se cumpla el plazo dado para que en Semana Santa se abra la vía, aunque su homólogo Vicedo de Beniardá, escéptico, le respondía que "de momento, no se puede cumplir". El alcalde de Benifato, por lo menos, pedía una explicación a los responsables "porque la gente quiere saber qué pasa y cuándo van a empezar". Y por su parte, el edil de Guadalest, Ernesto Jorques, proponía la viabilidad de hacer un "by-pass" en el tramo afectado para que se pudiera transitar mientras duran los trabajos.
Mientras tanto, la Conselleria les ha trasladado que se está realizando actualmente un estudio geotécnico de la zona, previo a la realización de un proyecto de ejecución. Después, éste se sacaría a licitación y por último comenzarían los trabajos. "Calculan que en unos dos o tres meses podría estar la obra finalizada" precisaba Batiste Saval, alcalde de Callosa d'en Sarrià, cuyas palabras no eran acogidas con mucho convencimiento por parte del resto de autoridades. Los vecinos, por su lado, creen que "si los políticos dicen que estará termnada en dos o tres meses, seguro que al final son seis".
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